Llegaron (ella y su mamá) con la novedad: “Mora tiene Facebook”. No me alegré mucho. El motivo era para que pudiera jugar a un jueguito que le gusta sin necesidad de entrar por el Facebook de alguno de sus padres. A los pocos días me dice “quiero jugar…” al tal jueguito. Yo tenía pocas ganas de que se “enchufara” en la compu, de donde es un triunfo sacarla, no importa qué cosas alternativas uno le proponga. “Bueno” le dije, “pero hay que entrar en tu Facebook” pensando (ingenua de mí) que eso sería una traba para ella. Ya frente a la carátula (o como se llame) de Facebook, buscó el huequito adecuado y tecleó, con esos deditos tan chiquitos y hábiles: “moramartixa… (su dirección de e-mail), pasó al otro huequito y escribió la clave: “helado…”
Y entró a
jugar al dichoso jueguito!! (en el que se pasó como tres horas, a pesar de que
era un día precioso que invitaba a jugar afuera…)
Otro día, estábamos almorzando
en casa con Ignacio y Alejandra, cuando suena el celular de Ignacio (uno con
todos los chiches habidos y por haber). Era “alguien” que preguntaba: “dónde
estás, tío Ignacio?” por el chat…
Él le contestó, ella le volvió a contestar
con una frase larga…Intercambiaron dos o tres frases, ella escribiendo perfectamente…(Es impresionante como está leyendo y
escribiendo, teniendo en cuenta que recién empezó primer grado!).